Caminando por la vida con desconfianza,
tristemente escucho el ruido del segundero ,
a veces siento que sin esperar espero,
el frío acero de la puntiaguda lanza.
Por una calle vacía, oscura y medrosa,
tan solitaria como la vida que llevo,
persigo mi alma que pretende alzar el vuelo,
para empujarme sin piedad a alguna fosa.
.
Observo a mi paso el color de lo sombrío,
las amarillas hojas de árboles ajados,
como paisajes tristemente despintados,
por un solitario dolor igual al mío.
Con la mirada perdida hacía la nada,
como sonámbulo seguí el triste sendero,
con un pensamiento muy agónico y postrero,
que me repica en ésta mente acongojada.
Cargando la tristeza de ese amor perdido,
empobrecido, tan desgarbado y harapiento,
Le solté un suspiro a las trémulas del viento,
suplicando que me lleve hacía el olvido.
¡SINO A SUS MANOS O A LA PUNTIAGUDA LANZA !
La que diariamente sin esperar espero,
En ese pensamiento agónico y postrero ,
Como última llamarada de mi esperanza.
Pablo Berkell