Alma D. Angeles

SIN EMBARGO

No era la primera vez, ya antes había compartido la cama con alguien más, angustiosa sin poder dormir, con miedos ,con inseguridades a flor de piel, con mis demonios bajo mi almohada y tocándome los hombros.
Más nunca hubo un pecho más suave, ni unas manos más dulces, ni un cuerpo más tibio, ni el toque de la dulzura de tú voz en mi oído.
No, no lo digo con cinismo mi amor, mucho menos con alevosía y ventaja, no lo hago para mostrar nada en realidad .
Sin embargo, fue hasta entonces cuando dormí entre tus brazos que descubrí que toda la vida le habías hecho falta a los míos.
 
 
 
 
A.D