Diego Nicolás García Contreras

Partículas

El imaginario de mi cuerpo me dice:

Qué hacer, que pensar, qué sentir, cómo dormir, cómo ser, cómo hacerlo, cómo sentirlo. 

El imaginario de mi cuerpo llena mis venas que son como carreteras llenas a la faena minera, comiéndose mi cuerpo, mi mente, mis historias, mis experiencias.

Y el referéndum de mis huesos dice que escuchará a mis oídos a mis riñones, si se quedará con la opción de siempre de hablarle al piso cada vez que entorno los ojos y hay ondas hipersónicas; que somos como elefantes para las hormigas, cómo constricciones para las aves; cómo lindes para cada partícula. 

 

Y otra vez me voy a morir, ya vas a ver la de cambios, la de silencios y noches de placer, para aquellos que caminan, que circundan o si quiero decir circulan o comulgan, o calculan, pero también claudican y a mis entrañas que son extrañas pera mis ojos, pero amigas para mi alma. 

Eso sí, nunca culpan, y tan naturalmente me refiero a los extremos que son como invisibles para mí, cómo yo para la pulga o el viento.

Queridos amigos, ellos no me ven pero yo los toco, por dentro les hablo por medio de mi saliva, adurimis al final, nivadoris al peñasco, estamos tan unidos om.

 

Yo refresco la curvatura del vientre y de la cultura, de la comisura que desprende tu cintura...

 

Queridas amigas, las acaricio en mi delirio y me dejo llevar como una nube que desembarca en cualquier éter en cualquier cielo del tiempo.