Estimado Sombrío

Eterna Belleza

Abdul era un buen hombre. Trabajador, siempre ocupó todo su tiempo para alimentar a su familia. 

Le gustaba dibujar lugares y personas que tan solo podía imaginar, ya que su día a día se regía por pasarse la mayoría del tiempo en un trabajo que le amargaba interiormente. Estaba en el descanso, dibujando como de costumbre, pero entonces, un instante después, una voz burlesca sobrevoló el oído de este buen hombre haciendo girar su cuello para observar de quién se trataba. Un compañero de trabajo sin oficio alguno le molestaba.

-¡Abdul! ¡Es hora de trabajar! ¡Deja de dormir!  Oye , qué dibujo tan ridículo  hay en ese cuaderno- le dijo el compañero con tono burlesco de superioridad.

-Es mi hija señor. Hermosa, tanto que ni Picasso hubiese podido dibujar con la misma belleza que en ella destaca. 

-Hombre, yo no diría bonito, apenas se la ve la cara, está muy oscuro, el paisaje también. ¿Por qué lo has dibujado a sí?

-Por qué  han pasado muchos años desde que vi su rostro por última vez...

-¿Qué le pasó? ¿Se fue de viaje? Seguro que escapó de casa porque no te aguantaba- se reía a carcajadas antes de quedar petrificado ante lo que iba a escuchar. 

-Si señor, justo hoy hace 28 años que emprendió un viaje en dirección a aquellas estrellas con las que tantas noches soñaba alcanzar.

Dejó de respirar, para empezar a volar eternamente. 

Dejó de ser un pequeño ser humano, para convertirse en estrella eternamente.