Vicente Martín Martín

Hasta luego, muchacha. O hasta nunca.

Hasta luego, muchacha. O hasta nunca.

¿Cómo será el amor en la otra vida si no existe el dolor

y no hay suspiros

por falta de tristeza?

¿Cómo serán los celos y ese instante después

de haberte odiado en que apareces

más bella todavía?

Mi egoísmo me lleva a imaginarte averiguando

mis cuerpos sucesivos,

buscándome en las cosas que aún conservan mi pudor y mi nombre

y yo, seguramente,

también pensaré en ti de vez en cuando,

registraré milímetro a milímetro los rincones del cielo

hasta que encuentre

un rostro igual que el tuyo

con tu mismo sabor,

tu mismo olor,

tu misma intensidad de penetrarme

cuando cierras los ojos.

Hasta luego muchacha. O hasta siempre.