José Luis Barrientos León

Nuestro hijo.

 

Duermes aún, el blanco cubre al mundo

duermes tranquilamente,

tus manos no se rasgan

ni se astillan tus sueños.

 

Sin noche, sin día,

el sol brilla y los pájaros cantan,

la brisa es suave a tu alrededor,

nos atrevemos a soñar,

estás uniendo nuestras vidas con la tuya,

librando nuestra existencia de las cenizas,

del frío y la nieve que acumulan los años.

 

Nos atrevemos a imaginar

el fuego de tu risa disipando las nieblas,

evitando que nuestra existencia se convierta en sombras,

y nuestros rostros en máscaras sin abrir los ojos.

 

Avanzas en tu camino, aún sin dar pasos,

soñamos contigo, prados y arenas,

montañas y ríos,

duerme tranquilamente ahora,

detrás de tu pared de nubes,

sueñas con nuestros brazos,

con el pecho que te dará cobijo.

La brisa es suave, los pájaros cantan,

esperanzas y anhelos,

uniendo nuestras vidas,

con la eternidad de tu latido.