Pablo240

Te doy, Señor, mi corazón herido

Te doy, Señor, mi corazón herido

para que hagas con él lo que tú quieras.

Si quieres lávale sus llagas y sus penas

o condénalo al fuego embravecido.

 

No merezco, Señor, tu gran paciencia

ni el amor gratuito que al mundo entregas.

Pues he ido siempre con el alma ciega

resistiendo a tu llamado con violencia.

 

Te entregaré este dolor sincero

de mi corazón muerto en el pecado

en cuyo abismo solo desespero.

 

Dame Jesús, el fuego de la vida

en el que el amor vuelve renovado

para que mi alma vuelva a ti, bendecida.