MIGUEL CARLOS VILLAR

Prolongada incógnita de vida breve

 

 

Macerando ilusiones,

centrifugando fugaces ideales por vivir,

ráfagas de incomprensión,

‘ciclonean’

en los recónditos de mis pensamientos.

No hay asideros;

no hay respiro.

 

Raídos colores

sellan un arqueológico bouquet de anémicas flores

en

petrificados sedimentos neuronales,

mientras el aire se desinfla

arrastrando el aroma de nardos marchitos.

Deslumbrante oscuridad

pone puntos sucesivos

a un

nonato ensueño.

 

Por fin,

(la esperanza puesta en la calma chicha de siesta primaveral),

me entrego

al desgastado placer de deshojar

por enésima vez

esa margarita de universales deseos.