R. Gruger

POEMA DEL NACIMIENTO

Triste mundo sumido en densa niebla

te debates de forma cruel y vil,

esperando el final de la contienda 

que acabe con tu mísero existir.

 

Mientras tú te retuerces en el fango

y agonizas en tránsito febril,

una escena  inaudita va forjando

un nuevo despertar de dichas mil.

 

Es Jesús! el inmenso, el inefable

que intercede, Aleluya! en tu favor,

mundo vil de semblante despreciable

no mereces tal prueba de su amor.

 

Hélo ahí que se ofrece mansamente

a sacarte de estigma y maldición,

hélo ahí que se presta dulcemente

a brindarte su excelsa bendición.

 

Hélo allá en Belén do el desciende

en pesebre de pajas del mesón,

cuando allá en los confines El posee

mil palacios tan bellos como el sol.

 

Es de moza virginal y pura

escogida de Dios por su bondad,

nace Cristo, de alegría fulgura

su ser hecho de nívea castidad.

 

Los heraldos de saráficas trompetas

ya proclaman de Dios el sumo don,

y pastores abandonan la dehesa

y le rinden al Señor su adoración.

 

Gloria, gloria! al Señor, los elementos

sin cesar dan hosannas, dan loor,

y corales de ángeles portentos

ya entonan aleluyas con fervor.

 

Gloria, gloria! al Señor en las alturas

y en la tierra a los hombres dicha y paz,

Ha nacido Jesús!  Cante natura!

la canción de bonanza y de solaz.

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Tres sabios de oriente que esperaban

por la fé la venida del Mesías,

con tributos y dones se aproximan

rindiendo al Niño-Dios su pleitesía.

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Prorrumpa el orbe la canción serena

la canción de alegrias, entonad!,

la canción de ternura: Gratia Plena

...Gratitud al Señor... Loores dad!

 

R. Gruger / 1960