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Entre grandes victorias, derrotado,
entre besos helados, malherido,
entre adioses que matan, bienvenido,
entre largas esperas, sepultado.
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¡Oh!, dama de la noche, os he nombrado
en cada instante loco consumido,
mas de todo momento ya perdido
se queda algo de vos, a mi, pegado.
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En un rincón del alma, que aún respira,
los sueños siguen todos a la espera,
mientras ,el corazón, late y suspira.
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¡Oh!, dama de la noche, hasta que muera,
yo he de seguir soñando, pues el todo,
lo alcanzo si soy vuestro de algún modo.
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Fotografia y poema : Ramón Bonachi