Raiza N. Jiménez E.

En amistad con la Muerte.

Me enseñaron a temerte y aún, no entendí porqué.
Te he conocido en persona y de repente te fuiste.
Aún recuerdo que, un instante conmigo,  estuviste.
Se que, me vedaron el Lago y, yo al agua me acerqué.
Era una niña fisgona, me fui a curiosear y me resbalé.
Te vi de cerca, sin saber quién eras, pero nunca  te temí.
Me hundía y, por un jalón de pelo, a un joven conocí.
Todo este suceso contigo, se repitió mucho después.
En una mesa de operación, el médico tuvo un traspiés.
 No podía creer que, otra vez, te irías y ya no te vi.
¡Los niños no temen la muerte, porque no la conocen.
Ellos juegan con ella y, es un motivo, para que retocen!