Bella y sensual tu arrogancia me mira fijamente a los ojos, tendida está tu intemperancia, afuera en las callejuelas del arrabal los genios minúsculos saltan entre banastas viejas y cacharros tirados, para no ser percibidos por las frentes dormidas que deambulan esperando encontrar en alguna esquina el sentido de sus vidas, los zapatos lustrados se suben a los autos cargando sobre sí trajes finos tan sólo para permitirle a las manos que pretenden amasar metales inmiscuirse en las contiendas de los coliseos empresariales, en la plaza las palomas descienden de las torres hasta el suelo donde corazones ensangrentados se pulverizan para alimentarlas, y yo, estoy aquí, respirándote, visualizando la sinceridad de tus senos, oyendo la voz suave de tus piernas que me llaman para ser devorado por tus labios.