Confieso que a la luna
la quise hacer mi eterna confidente,
no sé si con fortuna,
pues ella solamente
me mira y continúa indiferente.
Si digo que te amo…
parece iluminarse sonriente.
Si tú le haces reclamo,
te alumbra complaciente...
¡A uno de los dos ella le miente!