Amalia Beatriz Arzac

Guardé una rosa

 
Guardé una rosa
 
 
Guardé una rosa,
como testimonio de
efímeras palabras
y vanas promesas.

Para recordar errores
en cada espina
y tener presente cuánto
en lo interno se lastima.

Como fiel prueba que
el aroma de rosas se
vuelve muy rancio
con los desengaños.

Que la suavidad de terciopelo
termina tiesa en nuestras manos
y se resquebraja
cuando pasa el tiempo.

Una rosa roja
que recuerde como
desangró mi alma
el golpe certero.

Rosa florecida
de bella apariencia,
de fina fragancia,
como suave seda.

Que lo que perdura
son las duras púas
que rasgan y duelen.
Quereres que nada sostienen.

Querer egoísta que lo
único que quiere es
la economía de lo
que conviene.

El amor sincero,
es el de la entrega,
donde las finanzas
no tienen espacio.

Donde uno mismo
regala su alma sin
medir la vuelta ,
sin esperar nada.

De un mundo nuestro
que encuentra su estrella.
en la nimia entrega
del corazón nuevo.

Sin necesitar forzar
el recuerdo, pues
el rodar del tiempo
agranda el portento.


A.B.A. 2017 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires - Argentina