Las personas que dejan, en el alma su huella,
le regalan al mundo, de bondad, su fulgor;
ya que portan las luces que posee la estrella,
que nos llena la vida con su gran resplandor.
Con los rayos que emana, de piedad su centella,
nos ofrecen su esencia de perfecto esplendor;
con el halo precioso que ternura destella
y es regalo supremo de la fe y del amor.
Y nos deja su ejemplo la mas dulce matrona,
que habitara los lares de mi San Rafael,
y con tiernas sonrisas nos robó el corazón.
Y por eso mi lira, con tristeza pregona,
que perdimos un ángel, que nos dio de su miel;
dedicando mis versos a Chepita Blandón.
Autor: Aníbal Rodríguez.