Jorge Alberto Cruzado Puente

Perdurable Abuelo

Perdurable Abuelo

Autor: Jorge A Cruzado Puente

 

Con su pausada llamada,

Nos despertamos turbados,

Antes de la madrugada.

                               

Y livianos nos alzamos,

 En acorde, en sexteto;

 Al abuelo le oteamos.

         

Él andaba con salero

-Por el cenador de encanto-

Como un gran torero leso.

            

Tal vez, diciendo sin llanto:

Y No es mi triste traslado,

Y No es mi último acallanto.

                    

Al Abuelo nos juntamos,

Le besamos y ceñimos

Y en su lado nos quedamos.

           

El pescó los tiernos mimos

Y Fragmentó a su ente  mego

Y nos dio como racimos…

           

Dice nos afable, luego,

Gozo de esperanza, Ñaños,

Al continuar con su apego.

                 

Pero, guardo cierto daño,

Que la luz  sea muy grata,

Pues, tengo sangre que  apaño.

 

El ángel nunca colmata;

Yo voy con trancos y olotes,

Y aspiro más caminata.

       

Deseo un final de agosto,

Con su más fino conjuro,

Después que mi alma descosto.

        

Los quiero con el futuro,

Prosigue, regreso pronto…

Y Encara al espino oscuro.

          

El ahogo ya es tromba en sombra

Y el zaguán de pie se liga,

Ajando al ruido en seroja.

 

Mientras el carro  medita,

El Yayo acoge ternura,

Postrera,  de la Shyashyita.

      

La angustia, con  ardor, se une

Al faro de luz que aparca,

En prisa que no presume.

 

La rauda palma se marca

Y el chao se lacra a trecho;

Shyashyita nos une y enmarca…

           

Cual en noche, en tintero,

Centellean  pensamientos,

El de auxilio, el lucero.

              

La ilusión como encamina:

Al contento le entristece

Y a la tristeza le anima.

                

Los Tatas y el Yayo emergen,

Volando en mi arca de ensueño.

El sueño y el fulgor se adhieren.

…          

 

Ya no se oye en el consumo,

Quien temprano se levanta…

Falta el sabio, mi tribuno.

              

Andersen y Grimm descansan,

 Los trinos pintan los cuentos,

 Y a media miel, la hiel si cansa.

       

Al ayer le allega el viento:

Al caudal que apretó el Yayo,

En virtud como en talento.

            

De su lugar legendario,

Renace el fuego -en llanto-

El socavón relicario.

…                

 

Los sucesos que levanto

-Con ayuda del sexteto-

Se redoblan en quebranto.

         

El Yayo iba a ir sin magneto,

Después del último abrazo,

Hoy Muere y llega al abeto.

                     

- Iba al siglo, halló al Corsario

Como néctar y del lance,

Terminó hoy su calvario-

            

El dolor aroma en llanto,

Turba a las tapias del patio,

Y a la casa le hurta encanto.

            

A Shashita le abrazamos,

Embalsamos a las lágrimas

Sin respuestas y rezamos.

 ...        

 

Hoy tarde llegan los Tatas,

Shashita,  fue anteayer;

Hoy torna el resto que anata.

           

Los vimos y fuimos a ellos,

Con amor en vino añejo,

Y ebrios con el mal y bellos.

                                     

No tiene bulla el aquejo,

 La tristeza hipa en el alma,

 Y llanto en el patio anejo.

  

El Yayo y los cirios granas:

Como es, Su luz en retoños,

En apego  y en hazañas.

                          

Con gratitud nace un gozo,

En alegrías, en lloros.

                    

El albor será de agosto,

De selecto encantamiento,

Estarás con lindo plomo.

 

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