Raúl Carreras

Requilorios de verano

Intuyo de alabastro sus perfiles,
los senos esculpidos en acero,
de forja incandescente su trasero,
del ébano pulido sus perniles.

Descifro sus caderas por pretiles,
brocales de su virgo placentero,
y el brillo de sus ojos el lucero
que desquicia a los míos en seniles.  

Sospecho que en su pelo la negrura
es noche donde el cielo se detiene,
ardiendo del bochorno a la locura
del rítmico jadeo que va y viene
si evoca mi deseo o conjetura…
Que la imaginación…, es lo que tiene.