Ernesto Chávez

Insomnio

No es el sueño lo que me vence, no, son las dudas, son las ganas de decirte lo que ya sabes, la inconmensurable necesidad de verte. Este deseo tiene vida propia, tiene un empuje de animal indómito, se adueña de mis sentidos y crece más cada día, no es para cualquiera, tiene nombre y apellido, es como un maleficio, como un veneno, como un vicio, como una herida imposible de sanar.

 

Y durante estas horas de insomnio es cuando más repito tu nombre, como un conjuro, como un ritual, con la esperanza de formar un puente entre tus deseos y los míos. Y me lamento antes de finalmente caer dormido porque mis intentos son fútiles, juro una y otra vez que al día siguiente ya no habré de pensarte, que tu nombre se me olvidará, pero al llegar la mañana vuelvo a invocarte y repito la mentira habitual, mi mantra: \"el único culpable fue el tiempo\".