Gustavo Echegaray

CONGRESO

Escuchen ustedes,
roedores del escaño descarado,
un hombre se indigna a diario,
hastiado de los harapos
que flotan en promesas
rebozadas en sus bocas.

Escuchen ustedes,
reptiles de la bancada oblicua,
ciegos ante los niños descalzos
en la orilla del adobe infinito,
junto al par de esteras vacías,
su cielo raso, su cobijo.

Escuchen ustedes,
embusteros de los pasos perdidos,
una mujer sumerge su furia
en una olla de caldo sin pollo,
mientras maldice sin tregua
el ánfora obligada
donde incrustó su voto.

Escuchen ustedes,
bufones del círculo incompleto,
ya nos hemos empachado
de ver volar sus salivas
que se salpican burlonas
sobre el sueño de los pobres
y su ingenua expectativa.