José Luis Barrientos León

Llanto de la mañana

 

La mañana llora, superficial y distorsionada

Una lluvia fina, delicada, brota desolada

cargada de melancolía, ansiando el acertijo

la herejía de vivir sin dogmas,

sin reglas inexactas por pretender la exactitud

 

Llora, el destino de mojar, superficial, ligeramente

Como palabras objetables,

bajo un reflector de moralidad y juicio

descorazona por lo imposible

por el tedio del viento, inquebrantable

 

Llora, queriendo posarse sobre una mujer desnuda

Para apagar sus llamas que arden

por la pasión del falo que aniquila la malicia

plagiando la entrega incondicional del amor

que se inmola ante los dioses

 

Llora, asustada, ante el enigma del día

que pretende las adivinaciones de la vida

con escrituras supremas

que demandan la poesía

de la pasión hambrienta

anhelando el aroma del frenesí y la entrega