Rafael Parra Barrios

Hermano eterno!

 

Andresito y su fe. Caricatura de Eduardo Tovar (1992)

A nuestro hermano, Andresito ✝️

Una vez un niño, que nunca dejó de serlo, llamado Andresito, el Catire, vino a este mundo a dar testimonios de fe y fraternidad. 

Nació en Cumaná, un 12 agosto de 1963. Su paso por la vida fue breve, pero frondoso, pues brindó hondas e imborrables  huellas de amor, que evocamos y sentimos, dado el privilegio de haberlo tenido y disfrutado en nuestro hogar. 

Fue un embajador de Dios en la familia, a la que amó sin límites. 

Le caracterizó la bondad y un fino humor. A cada uno de sus hermanos le tenía un apodo y su hermosa sonrisa estaba a flor de piel, para mostrar su gentileza.

Con el paso del tiempo tuvo contratiempos de salud, que si bien lo incomodaban, nunca mermaron su espiritu y su voluntad. 

Le encantaban las arepas rellenas con mantequilla y queso de mamá, quien se esmeraba en su preparación y atención. El Diablito Under Wood no le podía faltar. Que no decir de los macarrones con pollo en salsa, la ensalada rusa y un buen toddy o la ovomaltina. 

El catire, simpático, apuesto y carismático, hizo de la amistad en su eterno mundo infantil, un altar, en donde coleccionaba figuritas, llenaba álbumes y compartía con sus sobrinos, amiguitos y la vecindad.  

Echaba cuentos, narraba historietas y le gustaba leer El Impulso y de vez en cuando, Yaracuy al Día. Muy culto, se interesaba por estar bien informado, hasta el punto de opinar sobre la política. 

Tantas vivencias bonitas y anécdotas de Andresito, que hoy lo recordamos con cariño y honor, pues fue un gran ser humano, que se despidió de todos, dejando frases y testimonios de querencias inolvidables. 

Su vida bonita, con matices de tristeza, transcurrió entre su natal Cumaná, Ciudad Bolívar y Barquisimeto, urbes donde plasmó su identidad, estudios y esperanza, porque ante todo fue una persona de fe, de vocación familiar y dignos propósitos.
  
Le encantaba la canción: Mañana me iré... Un día, ese mañana musical llegó, cuando voló al Reino de Dios, un Santo Domingo, 9 de junio de 1991. Desde entonces es Ángel Guardian, que cuida de nosotros. 

Descansa en paz, querido hermano del alma. Te extrañamos y te amamos como siempre.

Con profundo amor, tu hermano, Chucurito