Por su colina de oro baja perdida la mirada,
sin palabras, sin temores, baja perdida y confiada;
en este mágico día que aún no llegó,
que de tanto soñarlo, de vida se llenó;
baja perdida la mirada,
y perdida y alegre, en su mundo de ilusión abandonada,
deambula por las sendas del amor por otros inventadas,
sin apenas comprender, mirada confiada,
que ellos también soñaron y bajaron,
y a tu suelo en este día aún no llegaron.
Baja perdida la mirada,
abrazada a una ilusión;
baja perdida, esclava de la emoción,
nómada sin dueño, único testigo del mañana,
muerta en vida por vivir su loca pasión.
La mirada ya encontró aquello que tanto buscaba,
mágico y divino momento de verdades a sueños arrebatadas;
el aire de fragancias acariaba,
y con sus finos dedos de oro estelas de azul,
rendida y para siempre enamorada… perdida dibujaba.
(Jpellicer)