Carlos Hector Alvarez

Y llegaste tu...

Mi vida desde muy joven
se deslizó como un  tobogán,
de arriba hacia abajo
como los que llegan y se van
o sea mas bien, como se dice, 
de andar, sólo por andar,
sin saber cual rumbo
es el mejor, para tomar.
Hasta aquella bendita noche
en que apareces tu,
en el templo de mi vida,
para llenar mis ansias,
de amor, de besos y caricias,
transformando,
lo que era leña seca
en perfumada flor.
Cambió mi existencia,
ya tenía por quien luchar,
así te amé, con el más puro amor,
ese amor que dan 
sólo los que saben amar 
de verdad y para siempre.
Sin dudar, te llevé hasta mi altar
dónde por siempre has de reinar.