Soñé extraño, no sé si fué un sueño
Era yo, después de tal vez unos catorce años, visitaba tu hogar, tú, madre de dos hijos, mientras mi corazón fuerte palpitaba te saludaba.
Parecía no ser la única visita que hacía, tus hijos me conocían, se referían a mí como \"alguien importante para mamá\"
¿su padre? quien sabe
¿muerto? o en alguna parte.
Al dejarme entrar dejabas en claro que este también era mi hogar y no tenía por qué sentir que era un extraño
Tu rostro era el mismo de hace años pero tu voz la sentía diferente.
Tu hijo, el mayor de unos doce a trece me hacía preguntas, era directo y sincero, pasaba de una desconfianza inicial a una curiosidad digna de su madre, me preguntaba cosas de la vida y yo le respondía en cortas palabras, él tenía buena memoria para recordar lo que de una conversación anterior escuchó.
Su hermanita, la menor de unos ocho o nueve años, gustaba de jugar con mi pelo, lo jalaba y babeaba y no me molestaba, con sus pequeñas manos movía mis brazos y hacia que sus peluches me abrazaran la espalda, su sonrisa llena de alegría me regalaba un poco de paz.
Era agradable su compañía y podía sentir que sí me querían, pero me negaba a ser el padrastro de los hijos del amor de mi vida, pero no me mal entiendas, eso no significaba odiar o despreciar, era algo personal.
De un llamado hacías que ellos fueran a la cocina a comer, nos quedamos solos los dos haciendo contacto visual, es claro, todo lo que me quieras pedir te lo puedo cumplir, mientras no me destruya, así lo decidí.
No recuerdo más, que solo un día más dentro del sueño que podría hacerse realidad, siendo sincero una deprimente y a la vez de final.