La tarde con su tenue parpadeo
me llena de mortal melancolía;
y viendo que horizonte ya dormita
me viene lentamente tu recuerdo.
En medio del crepúsculo sereno
tu imagen se dibuja en la llovizna;
y miro que aparece tu sonrisa
que irradia del amor su dulce ensueño.
Jamás han de saber que me quisiste,
que juntos navegamos el arcano
en alas de un idilio muy bonito.
Ahora cruel silencio ha de servirme
de lumbre en las nostalgias de mis cantos;
buscando la piedad del dulce olvido.
Autor: Aníbal Rodríguez.