Auxilio, socorro, ayúdenme por favor,
los gritos que se escucharon esa noche,
de alguien que manifestando su temor,
anhelaba ser rescatada a medianoche.
Una pena dolorosa que la aniquila
a diario sufre aquel cruel maltrato
que la mantiene en silencio e intranquila
sin encontrar una salida aunque sea a ratos.
Prisionera de una sociedad machista
que no acciona ante ese tipo de agresión
sepultando nuestros derechos feministas
abolidos a pesar de una supuesta liberación.
Hay que cortar con ese círculo vicioso
que secuestra la voluntad de quienes
desean encontrar un camino victorioso
capaz de mostrarles nuevos vaivenes.
Debemos alzar nuestra voz solidaria
recurrir a todas las plataformas en redes
que juegan a favor de la paz comunitaria
para lograr derrumbar esas nefastas paredes.
No esperemos que se eleven las estadísticas
sumando episodios por abusos domésticos
apoyemos con valentía de forma humanística
y así procurar reducir esos niveles proféticos.
***Omaris Redman***
Julio 27, 2022