Ya hemos sido minuciosamente marcados.
En cuerpos de arcilla, que reposarán endebles.
Con tinta bendita invisible e indeleble.
El lugar de partida ya ha sido fijado.
El destino, algún puerto insospechado.
Podemos disfrutar al máximo las jornadas.
Los días del calendario quitar. sin hacer nada
Pero nuestro barco, su viaje tiene que finiquitar.
Nuestros versos serán, propicia bitácora de viaje.
Para los soñadores; valiosísima guía, el más precioso cayado.
Para la enamorada; las palabras justas, para dejar su enamorado callado.
Las duras críticas fueron siempre, nuestras peores tormentas.
Y los elogios, aquellos días radiantes y alegres.
El mar a veces tendrá calma extrema, sin apetito de olas.
Que son días inermes de inspiración divina.
Sin viento, sin bajel, sin capitán.
Pero el poeta sigue adelante, siempre adelante...
Hasta su puerto.