VITRALES DEL ALMA

LA LUNA DE CIERVO

 

 

 

Hay noches ásperas, frías y sin sentido. Y hay otras, tenues y embriagadoras. Pero la de anoche… Es de esas,   que se te meten en el alma y te hacen pensar, te hacen recordar que, haces parte de una constelación divina. Sientes, más allá de cualquier asomo de intelectualidad que, estás hecha de retazos de luna, de estrellas, luceros y algo más. 

 

Esa luna que se divisa en lo alto del firmamento y que en su magna grandiosidad te arrastra, se ha tejido de recuerdos, abrazos, besos, cartas perdidas, pétalos de sueño, lágrimas, desprecios y sinsabores.

 

El hermoso satélite que otrora seguía mis pasos, a esta hora de la noche ya no está. Se ha ido a sacudir otras almas y quebrar otros corazones.

 

Ahora, no solo es silencio, es ese llamado espiritual que zangolotea el tiempo perdido, sino las huellas que siembran la conciencia de ataduras que no cesan. A veces pensamos que todo ha quedado en el libro sacro del pasado, y de pronto, resurge cuál gota misteriosa permeando la nebulosa existente.

 

 

Todo llega y se va

En esta noche tejida de insomnios y cadenas en el alma

 

Todo cambia y la prístina realidad se hace borrosa

Bajo el faro luminoso de la luna que decanta más allá

Del firmamento.

 

Ya no cae la lágrima sobre la hoja seca

Dejando la miranda enrojecida

Ni el lamento llega al fondo del abismo.

 

Imagen: Créditos a su creador.

Luz Marina Méndez Carrillo/13/072022/ Derechos de autor reservados.

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