José Luis Barrientos León

Nuestra timidez

 

Ceñida a mi

Con su latido sostenido en mi pecho

como hundida en un mar de timidez

u oculta en un jardín de girasoles

Olvidándose de quién era

y casi sin respiraciones,

por sus pechos oprimidos con mis ojos

desató el nudo de sus temores

deslizando el vestido por su cuerpo

para salvar mi alma con un beso

 

A un costado de la cama, la abracé,

Deslizando mi mano hasta su cintura

Como abarcando su piel con mi deseo

Y aferrándome a su respiración que me redime

le susurre al oído que la amaba

 

Incapaz de esconder mi  deseo con las manos

me aferre a sus labios para cubrirme

y casi desfalleciendo poco a poco

caí rendido en su lecho

donde se funde su cuerpo con mi anhelo

y la oscuridad se torna en luz en tus ojos