Cuando amor se presenta de improviso
y se prende del alma ciegamente,
con su flama voraz, y sin permiso,
nos arrastra en su lava incandescente.
Nos ofrece celeste paraíso
con su esencia esotérica y candente;
y trayendo los vinos de Dioniso,
el nos ciega con luz fosforescente.
Se desliza corriendo por las venas
con la suave cadencia de un minueto
que arrebata con dulces diapasones;
y dejando nos ponga sus cadenas,
de locura y pasión nace un soneto
que dibuja sus tiernas emociones.
Autor: Aníbal Rodríguez