Entre las ruinas, de mi amor herido,
busco la flama de mi sueño yerto;
viendo en el tiempo mi futuro incierto,
lleno de sombras, y de llanto henchido.
Como un velero por el mar perdido,
voy navegando, sin hallar un puerto,
donde se pueda, de fervor cubierto,
darle a mi vida de ilusión un nido.
Pero esperanza, de vigor erguida,
guía mi rumbo con bandera enhiesta;
pues si la pena, de dolor vestida
borda la senda de impiedad funesta;
siempre templanza, de fulgor prendida,
halla de ensueños la sublime fiesta.
Autor. Aníbal Rodríguez.