Alejandro Tapia

Sombras

Se te pegan calladas y lucen siempre vacías.

 

Un remedo macabro de ti 

y aún sin cara parece que se ríen

y entonces de niño les temes 

 

Son portadoras de las malas noticias

de las llamadas malditas 

la estenopeica copia de mi dónde se guardan las cosas prohibidas.

 

Y por eso aunque es mi amiga 

no sé si odio u amo a la mía.

 

Pues ahora de anciano

 esas presencias eternas 

nuestras almas gemelas 

son nuestras plácidas compañeras.

 

Porque a mí como a todos los míos

el mundo ya nos olvidó 

 

Hace mucho que pasó mi mejor momento 

Que pude y quise...y ahora queda sólo debí

no fue suficiente mi do de pecho

ya pasé.

 

Ahora que seco ya casi no como carne 

dejé la lujuria y era eso...

 lo que me mantenía atado aquí.

 

Las anginas amarillas,

me hacen escupir agria lejía.

como caduqué ya no soy digno 

y nadie plática conmigo.

 

Resignado callo y todo abuso 

he de perdonar...

pues estoy infectado de fragilidad

y con las ganas de vomitar esa rabia 

que mejor escupo todo el día.

 

Ahora que de hecho todo es poco,

que mis hijos se transforman

en buitres frente a mis ojos...

 

Sí ahora es que aprecio a mí sombra

la único que me mira y que me atrevo a mirar...

pero acepto  también,

entre más me estrecho más les temo como cuando niño de nuevo.

 

Porque otra vez me sonríen

pero ahora con una cara...la mía

señal inequívoca,

de que a mí nuevo hogar me voy acercando. 

 

El día que ésta ingrata se me pegó 

es también el primer día que recuerdo

pero entiendo que entre todos...

será ella la última en dejar de tocarme

 y lamerá antes de desprenderse mi piel 

y le sabrá podrida.

 

Ella desconsolada y desfigurada 

tendrá que encontrar otro lugar para aderirse 

Ojalá elija una plácida esquina 

cerca de un parque...lo merece.

 

Y yo...

 

Yo 

        Sólo 

                 He de 

                          dejar de 

                                           Ser.