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ÚNICA

Y de repente, sin anunciarte

Mientras la noche maduraba

Con la melodía en el aire,

Te acercaste  al estilo de Moisés.

 

Sin intención de hacerlo,

El detector interno de tú sexto sentido

Ubicado entre el corazón y el cerebro

Divisó algo atractivo a cuestión de pasos.

 

La máquina dadora de vida aceleró su labor,

Pareciendo ser su intención aniquilarme

Al tiempo de no poseerte.

 

Tus palabras induciendo

La sagrada misión de perpetuar

Un instante perfecto,

Sellaron el lazo indestructible

Entre la realidad y el sueño.

 

El roce fascínate de tus dedos,

Disparó la alerta de búsqueda

En un laberinto de decisiones

Donde duendes y fantasmas

Eran señores del caos.

 

El tiempo nos dio todo de él,

Olvidando que hace 700 lunas

Nuestros ideales su cruzaron.

 

La ruta sin fin se insinuaba

Dios nos sonrió,

Los miedos se alejaron,

El frio prendió la hoguera

Y el beso vio la luz.