Pedro Abarca

Solo una noche

Fue algo tan inesperado e inusual,
una ocasión que no era muy habitual,
un momento, una noche sin igual,
nació una conexión muy especial.

 

En sus ojos claros me vi reflejado,
su mirada me tenía un tanto hechizado,
al tomar sus manos mi cuerpo se estremeció,
y toda duda de mi mente se desvaneció.

 

Una noche bastó para darme cuenta,
que el tacto de su piel me calienta,
que la suavidad de sus labios me fascina,
y la dulzura de su boca es tan divina.

 

Una noche bastó para conocer la felicidad,
encontré en sus brazos la tranquilidad,
y en medio de la tenue oscuridad,
abrazó con delicadeza mi fragilidad.

 

Una noche bastó para comprender 
que no es la misma persona que yo conocía,
que en el fondo su alma ya no estaba vacía,
que sus sentimientos intactos permanecían,
que la nobleza e inocencia en su ser prevalecía,
y su inmensa ternura a mi me complacía.

 

Tan solo una noche, un día inolvidable,
una sensación tan incomparable,
una compañía demasiado agradable,
un deseo que era inevitable,
de la lujuria de tu cuerpo soy culpable,
y por tus besos ahora soy vulnerable.