Freddy Kalvo

A un caballero

Y llegó aquel caballero

con su espada y su armadura

que flamante su textura

le brillaba cual lucero.

 

Era un ímpetu guerrero

un corsario muy de altura

que luchando en la llanura

era un firme mosquetero.

 

Pero hiriéndolo una daga

en su vena yugular

hasta el suelo fue a parar

 

donde el polvo se propaga;

y dijo, antes de expirar:

«El que la debe, la paga».

 

Y así, murió aquel corsario,

que antes causó tanta muerte;

la muerte, que se revierte,

como un vital corolario.

 

Y el hombre que es temerario

que busca siempre vencerte

le llega también la muerte

en manos del adversario.

 

Y a quien con cruel saña urdiere

con su espada, con su mano,

quitar la vida al hermano

 

no sé, si también creyere,

el dicho de un campirano:

«Quien a hierro mata, a hierro muere»*