Patricia Aznar Laffont

No...

 

No te salvará

Ni siquiera la Agonía de Cristo...

 

Ni el Veneno Suicida de Sócrates...

 

Materia eres,

Y Tiempo Herrumbroso…

 

Es ese Amor a una Sombra

que Escapa Fugitiva

entre Añiles Crepúsculos...

 

No te Salvará la Marea

que Golpea Furiosa

en su Mitología de Sangre,

buscando Empecinada,

la Ola que regresa Incesante

a la Arena Seca y Árida…

 

Ni siquiera el Canto

de una Plateada Sirena que,

 Murmura Contrita,

una Plegaria Añeja…

 

No te Salvará aquel Sueño

que te Juzga

sin Piedades…

 

Quizás pueda hacerlo el Añorado

Bronce de tus Versos,

Tallado en Ideogramas 

y  Lenguas Extrañas o Disímiles...

 

Aunque un Rayo Liviano de Sol

Traspase Candente por tu Alma y Cuerpo,

o intentes Perdido,

Buscar aquella Palabra Precisa

que no Encuentras...

 

Un Apagado y Torvo Espejo,

de tu Imagen Rasgada

y envuelta en Blancos Velos

podría Salvar

el Enigma del Sabor de tu Vida.

 

Entre los Sones y las Cadencias de la Tierra,

Que Amas...

 

Quisiera Salvar

El Nombre Ignorado de la Vida Primera,

 

(en este Ocaso que Atardece en Cristales)

 

Nombre, mil Veces Presentido…

 

(Embriagado de Versos

y Silencios)…

 

(Patricia)