Willie Moreno

Sentado en un viejo muelle

 

Sentado en un viejo muelle
con vista hacia el horizonte
mojaba sus pies cansados,
como buscándole un nombre
a cada una de las quejas
que lo hacían verse pobre.

Saltaban a la distancia
peces de varios colores
mostrando sus alegrías
a aquél aquejado joven
tan pensativo y distante
perdido en cavilaciones.

¡Mira el infinito mar!
¡Mira el sol como se pone
con su cuerpo anaranjado 
dando luz al horizonte!
Le dijo esa voz interna,
la voz del Hijo del Hombre.

¿Puedes contener el mar
en el cuenco de tus manos?
O ¿ Puedes contar las flores
con sus pétalos y ramos?
No señor, exclamó el joven
con los ojos consternados.

De inmediato se hizo grande
y la Tierra una azul metra;
entonces hundió sus manos
y el mar era la cubeta
donde el joven deprimido
bautizaba cada letra.

Ves, no existen imposibles
para una mente despierta,
creadora de universos
como granos en la arena.

El Poeta de poetas
creó todo lo que ves
y lo que aún no conoces.
Toda idea surge de El
como las olas del viento,
como de abejas la miel. 

El joven volvió en sí mismo
asombrado al viejo muelle
con las ilusiones vivas
y una fe arraigada y fuerte .

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