Joseponce1978

Escapar del manicomio

Si te vas a escapar del manicomio,

hazlo en primavera,

nunca en otoño,

aunque te dejen vía libre.

Un loco fugitivo en otoño

tiene menos sentido

que Robinson (Crusoe)

encontrando una mina de oro.

Puesto a fugarte del manicomio,

Sácale partido a la fuga;

Solo en primavera podrás

patear avisperos,

ponerle sombrero a los girasoles,

reirte a carcajadas al presenciar

el suicidio del fruto maduro,

hacerle los coros al verderón,

rascarte la espalda con un erizo,

cortarte los dedos para plantar

esquejes dementemente verdes,

subirte a una secuoya gigante

para asomarte al escote de la luna;

las secuoyas monumentales

son los puntales del cielo.

En primavera y solo en primavera

evitarás levantar sospechas

de tu enajenada condición

camuflándote entre los cuerdos

que se hacen el loco.

Solo hay una manera de distinguir

a un loco auténtico

de otro que se hace el loco,

y es invitándolo a jugar

una partida de ajedrez

contra un tigre siberiano;

Si dice que le aburre el ajedrez,

estamos ante un loco de imitación.

Si se te ocurrió en invierno la idea

de fugarte, espera a la primavera

para llevarla a cabo.

La única espera que vale la pena

es esperar a la primavera.

No importa que te atrapen

al poco de escapar,

el día de mañana podrás contarle

a tus nietos que pudiste escapar

de la habitación acolchada

en primavera para darle alas

a tu amalgama neuronal

dándote cabezazos contra

los cotiledones de la alegría.

La más única forma

de escapar del manicomio,

es hacerlo en primavera.

En cualquier otro momento

te verás escapando hacia dentro.