Bolívar Delgado Arce

DE CÓMO UN ENGENDRO DEVASTA MÁS QUE LA GUERRA…

-A los de una u otra forma,

sus víctimas-

 

Monstruo engañador

Dragón de ojos fieros

De garras sucias y afiladas

Embustero de curas y de parias.

Torcido de destino

En elegantes claustros

Agazapado en cristales, finas formas

Escondido en trincheras de asalto yaces

Demoniacamente al acecho

subrepticiamente amigable

Engañoso, falaz compañero

Temible y fatal consejero

Terrible y fatuo consolador

Amigo falsario infernal

Despreciable y perenne traidor.

Engendro de hipócrita faz

Vampiro de honras y vidas

Risa y sonrisa de hiena cruel.

Veneno de cobra, abrazo de boa,

De pulpo, telaraña mortal.

Te condeno como apología de la destrucción

Te condeno como apología de la sombra

Te condeno como apología del deshonor

Te condeno como apología de la vergüenza

Te condeno como apología de la desvergüenza

Te condeno como apología del sufrimiento

Te condeno como apología del dolor

Te condeno como apología de la angustia

Te condeno como apología del martirio

Te condeno como apología del horror

Te condeno como apología del terror

Te condeno como apología de la agonía

Te condeno como apología de la muerte

Te condeno como apología del infierno.

Siempre te será insuficiente

Toda adjetivación denigrante

Debería repugnarte, te repugno,

Debería odiarte a morir

Y te odio

Te deseo exterminio, extermínate

Repulsivo veneno.

Creatura deífica el ser humano 

Creatura inteligente

No será postrado por ti, escoria

Sumido por tu inmundicia

Ni al final, derrotado

Serás tú el vencido, despreciado y desterrado

Para siempre expulsado

Para siempre serás en el abismo

Para siempre serás en el averno

Serás por siempre:

Satanás embotellado

¡Contumaz ASESINO!

¡Engendro!

 

                                            Bolívar Delgado Arce