Era un poema
en una servilleta
deshilvanado.
Versos y besos
mezclados en desorden
y sin control.
En unas letras
nerviosas y borrosas
agazapadas.
Aquel poema
quedó, semi olvidado,
en un cajón.
Luego, la mesa,
se fue con otros muebles
para el desván.
Y allí durmieron,
las letras de esta historia
por mucho tiempo.
Pero un buen día,
dos ojos, muy curiosos,
las rescataron.
Vieron los versos,
leyeron el poema,
y hasta lloraron.
¡Cuántos recuerdos,
volvieron, del pasado,
hacia ese otoño!
Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/22