A.A.S.S (Carrizo)

El Niño Huerfano

El Niño Huérfano (poema)

IMITACION DEL INGLES

 

 

Yo soy un niño huérfano; en la tierra

nadie alivia mi bárbaro dolor;

ni amor materno, ni paterno amparo

consuelan mi afligido corazón.

Como pan de limosna; el frio suelo

duro lecho me da para dormir,

y cuando la hora de los besos llega,

no hay besos ¡ay! ¡no hay besos para mí!

 

 

Yo recuerdo a mi padre;yo recuerdo

de mi madre la angélica bondad,

que el llanto leve de la tierna infancia

sabía en risa y en placer trocar.

Llena de amor, em sus amantes brazos

de caricias colmábame sin fin,

y si en mi faz sus labios se posaban

¡que dulces eran su besos para mi!

 

 

Pero ¡ay! la guerra destructora

un día vino como desecha tempestad,

redoblaban tambores y a rebato

tocaba la campana del lugar.

Aquel vibrante son estremecía

con agrado mi espíritu infantil…

pero aquel vibrante son me arrebataba

los besos tan queridos para mí.

 

Rojo vestido púsose mi padre

y reluciente espada se ciñó;

sobre su férreo casco se mecían

gallardas plumas en flotante airón.

Al ver ondeantes plumas y guerreros,

sentí mi joven corazón latir;

¡ay! guerreros y plumas me robaron

los besos tan queridos para mí.

 

Mi madre llora; ¡pobre madre mía!

mi padre monta indómito corcel;

al ver el llanto triste de mi madre,

sentí mi joven corazón desfallecer.

En confuso tropel se amontonaron

jinetes y peones, mil y mil,

¡van a marchar!... ¡mi padre me da un beso!

¡que triste fue aquel beso para mi!...

 

Parte el galope; aléjase. - Ya es tarde...

¿no ha vuelto mi padre? –No. -¿y volverá? –No.

-Ya no me agrada la guerra; yo creía

que era solo campanas y tambor.

Mi madre por la noche gime y llora,

ya no hay cuentos alegres al dormir,

y si en mi faz sus labios se fijaban

¡Que tristes eran sus besos para mí!...

 

¡Victoria! gritan; la campana suena,

¡victoria, si, mi padre vuelve ya!

en hombros sus amigos le trajeron…

envuelto en un sudario funeral.

¡oh que horroroso grito! ¡pobre madre mía!

abrazó me convulsa, yo sentí

que un ósculo abrasaba mi mejilla…

¡Qué triste fue aquel beso para mí!

 

Y ya solo otra vez sentí sus labios,

herida por el hierro del dolor;

al exhalar el último suspiro,

un beso… un beso… ¡el último me dio!

“¡Hijo mío! ¡hijo mío! me decía,

¡abrázame otra vez! ¡voy a morir!”

Y clavando sus labios en mi frente…

¡Que horrible fue aquel beso para mí!

 

Sí, soy un niño huérfano; en la tierra

nadie alivia mi bárbaro dolor;

ni amor materno, ni paterno halago

consuelan mi afligido corazón.

Como pan de limosna; el frio suelo

duro lecho me da para dormir,

y cuando la hora de los besos llega,

no hay besos ¡ay! ¡no hay besos para mí!

 

Yo bajaré a la tumba de mi madre,

de la noche en la triste oscuridad;

levantaré la losa que la cubre,

envuelta en su mortaja funeral,

cubierto por los lúgubres cipreses,

¡tanto la llamaré, que me ha de oir!

Ya deseo otra vez sentir sus besos,

sus besos tan queridos para mí.

 

Autor. Francisco Luis de Relés

Publicado en Hojas Literarias de Dalmau Carles Pla pag, 123

AASS ( Carrizo ) 08/05/ 2022-