La primavera se ha tomado un año libre.
Afuera la nieve tapa ya mi ventana. Es un invierno largo.
El frío empezó poco antes de que te fueras, poco después de saber que te irías.
El canto de las aves que me despertaba cada mañana, cambió su carácter alegre y fantasioso,
por uno lúgubre y tenebroso.
Nunca me acostumbré a despertar solo, menos desde que dormías conmigo.
Pero atrás todo, sabes que puedes regresar.
No hay una llave bajo la alfombra, ni estaré tras la puerta para abrirla apenas toques,
pero puedes regresar
y si eso pasa, no hacen falta explicaciones.
Si has de regresar, que sea con la naturalidad con que regresa el sol cada mañana.
Pero eso solo
si has de regresar.