Estoy solo, como las calles
a última hora de la noche,
preguntándome: ¿es posible
extrañarte más?
En la jaula donde retengo
tu recuerdo, dolorosamente,
te siento mía,
mía como la sangre,
como la melancolía.
No sirve, es cierto,
estás distante, perdida,
y una parte de mí muere
día tras día.
Ya no quiero estar acá,
en la oscuridad de mi cuarto;
estoy solo con tu retrato
en mis manos, pensando:
¿Cuándo regresarás? ¿Cuándo?
—Felicio Flores.