Gonvedo

POEMA Nº 2

De la raíz del árbol,

de la palabra ungida

estás naciendo.

Como un animal herido,

despiertas al mundo

y amaneces

al tiempo que la rosa

crece en su hermosura.

 

Llegas con la luz

-la noche herida

por un ladrido o un beso-

hasta mis párpados oscuros,

donde el alba muere

en la soledad de mis pupilas.

La frente abatida

de tanto mar llorado.

 

Bajo tu pecho,

el corazón arde

como carbón celeste.

Arteriales ríos

recorren tu piel como un incendio.

Dame,

antes que la memoria muera,

el beso que devuelva

la sangre a mis labios.