H. Cisneros

Poesía Cognitóxica

Sé que no me extrañas los fines de semana,
Mi ansia por inercia aguarda patéticamente,
Las horas son eternas y tus cartas no llegan.
Ya me veo en los jardines, fumando, bebiendo,
caminando en círculos cual vicioso irremediable.
La debilidad de mi corazón me incita a clamar por ti,
pues me provoca un placer el sentirme sodomizado,
dominado y analizado por la deidad que me asfixia 
con un amor que me encanta denominar sutil, gentil.
Te vuelves la virtud de mi defecto
Y yo soy el defecto de tu virtud
Me envuelves tanto que eres el ciclo que no quiero cerrar.
Odio tanto las absurdas y carentes vehemencias de otras,
hasta asquearme con la idea de una insatisfacción que evito sentir.
Tú me llevas al cenit de la locura, de la perdición, de la destrucción,
Después de condicionarme durante años con esa sublime toxina,
ahora me enferma no volver a consumirla.