Isaac Eduardo

¡SI BASTARA UN SUSPIRO!

Cada suspiro, cada nota de mi canción;
Viene y me recuerda que mi corazón,
Anhela ser tu hogar hasta siempre.


Y yo, que aún espero sentado aquí,
con el vivo deseo de ser más quu un momento,
Más que un sueño perdido en el tiempo,
Y el espacio vacío que nos aleja.


Quiero ser para tu alma, un silencio,
Que al callar, pueda hablar sigiloso;
Una y otra vez, creyendo que vivo por tí,
Aunque en mi vida, la vida, no tenga sentido.


Pretendo creer que los sueños no mueren,
Pretendo hacer que mi mente te vea a mi lado;
Y tratar de hacerte que me tomes en tus brazos...


Cada suspiro, veo, veo uno y otro que se va,
Pegado en tu cuello, hasta el atardecer del mar;
Y el sol ahogado en sus aguas, vive más,
Y tiene sueños, que aún hundidos se realizan.


Quiero ser para tí... lo que mi alma quiere,
Que seas tú para mí... eterna y brillante...
Como el calor de mis brazos débiles,
Ocultos en la pureza de tus labios dulces.


Un suspiro, si bastara un suspiro,
Si con un suspiro yo pudiera ser tuyo;
Si con uno se cumpliera mi mayor deseo,
Mi aliento invertiría para ello...
... Hasta morir...


Y aunque no pudiera volver a ser el mismo,
Por un beso de tus labios yo doy mi cordura;
Mi cordura que si tú no estás, se hace humo,
Y la pierdo, sin ganar tu voz ni tus ojos...


¿De qué me sirve estar loco en soledad?
Si aún cuando no te acercas está tu calor,
Cerca... tan cerca... escucho tu voz dulce...


Enloquecer por el calor de tu piel,
Y morir en el deseo de tus labios de miel,