Freddy Kalvo

Reflexiones póstumas

Estuve en un camposanto

acompañando a un amigo

intentando dar abrigo

que apaciguara su llanto.

Su madre, con su quebranto,

se marchó hasta el infinito

quedando el cielo marchito

nublado y muy borrascoso

y aquel amigo lloroso

con su corazón contrito.

 

Y eso me puso a pensar

en lo frágil de la vida

que viajando en estampida

va… ¡sin nunca regresar!

Y me puse a valorar

que el tiempo va inexorable

la muerte no es deseable

pero llegará algún día

aunque vea en lejanía

y es la verdad, innegable.

 

Figuraban muchos nombres

sobre unas lápidas blancas

con palabras, quizá, francas,

en difuntos con renombres.

Y no es para que te asombres,

porque no es esa la meta.

Y, bajo de una carpeta

traje también a memoria

remontándome a la historia

la muerte de un gran profeta.