Gerardo Barbera

NEBLINAS (12 - 16)

12

Ellos miran el rostro mágico de un despojo,

la náusea me invade, mientras crece el dolor,

una franja de agua amarilla llega a mi cuello,

de mis sueños  surgen alas negras que se pudren,

puedo mirar a través del alma de la Vieja,

hablar con su boca, pensar con su mente enferma,

deambulo atrapado en sus rituales perversos,

Ella me conecta con esos cuerpos dormidos,

jeringas en el piso, se van, cierran la puerta,

leves puntos rojos, no dejará que me duerma.

13

El Extraño no ha muerto del todo,  puede hablar,

su mirada es oscura, sin lágrimas reales,

camina cerca de la Vieja, fuman tabacos,

se arrodillan, alguien pintó un retrato sin forma,

puedo sentir voces, como si quisieran algo,

la Vieja sienta al Extraño en la silla de ruedas,

dicen oraciones sin sentido, algunos lloran,

los espíritus se apoderarán de los cuerpos,

otra noche de bailes tontos, ¡esos tabacos!,

licor barato, mentes enfermas que se quejan.

14

El  Extraño se levanta, camina despacio,

esa Vieja  dice mi nombre miles de veces,

de su boca: “Soy yo, el Espíritu del Camino”.

No puedo controlar mis pensamientos profundos,

una fuerza espiritual consume mis entrañas,

estoy dentro del cuerpo inerte de la Vieja, y hablo,

puedo mirar el rostro maligno de esa Bruja,

los hermanos besan mis manos, los de la Vieja,

florecen en mí, los aullidos del otro mundo.

15

Mi Nada se desvanece en las olas del mar,

las voces se duermen sobre barcas moribundas,

mentiras que surgen de los labios de la Vieja,

me aferro al absurdo  de esta Nada que nos  llega,

la soledad carcome mis ojos y mi mente,

no esperen mi silencio, me invocarán de noche,

cuando los espíritus solitarios navegan.

16

Soy  miseria arrojada al abismo de esa Nada,

no hay luces, ni rostros conocidos,  soledad,

un horrible sonido cerca de mis recuerdos,

un dolor mortal detrás de mis ojos, las sombras,

insectos dentro de mi boca, la Vieja Bruja,

arrojan promesas, pétalos, fotos de enfermos,

qué esperan de huesos y de velas que se apagan,

yo maldigo el silencio cada vez que me nombran.