Pablo R.

MUDANZAS

He dejado de pronto

de escribir mis versos

con las gotas de sal

que emanan del alma

y que se cuelan, esquivas

por las hendijas que claman.

 

He dejado de buscar en la noche

insomnios que despunten mañanas

en medio de ceniceros llenos

y de cafés con fantasmas.

 

He dejado de seguir las huellas

en las alfombras marcadas,

holladas de pies descalzos

que conducen a la nada,

como una senda en el bosque

que pronto termina truncada.

 

He dejado de mirar estrellas,

de conceder deseos cansadas;

fugaces como los años

que avejentan la piel, las ganas

y que se vuelven mochilas,

por las piedras de la vida, cargadas.

 

He dejado de soñar despierto,

de asistir donde antaño frecuentaba,

de hacer otoños en abriles

y primaveras en mi almohada;

he dejado de ser quien era,

más no he podido

dejar de amarla...

 

-. PaR

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15032022