Raúl Voltavayeros

EL EJE DEL MAL

EL EJE DEL MAL

 

Alguien dijo recientemente

en una reunión celebrada entre señores

que se dormían de aburrimiento,

que \"no podía estar mejor mentado

aquel nombre

para referirse a los enemigos

del mundo occidental,

y puesto que el mal ha sido desde siempre

un problema, pues,

qué mejor que estar del lado de los buenos,

donde la razón

dispara cada cañón

con el simple acto de su presencia\".

 

Por fortuna nosotros

estamos fuera de aquel infausto

conclave de malhechores.

Estamos bien considerados y lo más importante:

nos quieren.

Por esta misma razón invierten su dinero

en nosotros, o compran nuestras tierras,

nuestros ríos, nuestro oro

¡con nuestro oro, lo cual es sorprendente!

y todo marcha muy bien

fuera del diámetro, del radio

del eje del mal.

 

Detrás de la cortina de hierro,

en las habitaciones secretas del Führer

o en los laboratorios de Stalingrado,

el mal daba muy clara cuenta

de su naturaleza ancestral;

antes, claro,

de llegar el Fondo Monetario Internacional,

que por paliza y dos cuerpos de ventaja

demostró que Hitler, Stalin, Mussolini

y Pierre Nodoyuna

eran unos nenes de pecho

en el ejercicio del terror,

en el perfeccionamiento del mal.

 

Yo, que me hago un flaco favor

hablando de política,

poniendo en el verso

cuestiones tan alejadas del sentimiento

o del Arte…

a todos digo,

tras disentir con el progresismo capitalista,

cuando no demócrata o budista,

en ocasiones conservador,

de ultraderecha marxista,

entusiastas de Bakunin,

detractores, comunistas…

digo a todos, a todos digo:

¡Yo soy el eje del mal!